Todo No Está
Perdido
Volví a casa con el ánimo por todo lo alto con una agradable sensación
ya casi olvidada. Estuve de compras en un conocido establecimiento donde
un día a la semana hay rebajas y descuentos para el adulto mayor. Llegué a esa
hora prohibitiva, en que parecen haber salido todos los adultos mayores del
mundo para hacer sus compras.
Carretillas, ocupando lugares
inimaginables, bastones, andadores, sillas de ruedas, se detienen a cada paso
para descubrir y averiguar sobre productos nunca antes adquiridos que se
exhiben en los anaqueles. La pregunta es....¿Me conviene o no comprar este
artículo sólo por la rebaja? Mientras tanto, los que desean pasar hacen
mil cabriolas para poder librarse de esta aglomeración de personas que, probablemente
disfrutan de su único día de salida por semana, acompañadas por algún
pariente que, gracias a Dios, todavía no es mi caso.
Llego a la caja y comienzo mi cola para
pagar. Pacientemente espero mi turno mientras los clientes antes que yo, van
poniendo sus compras en el modulo de la caja con la consabida lentitud. De
pronto, ¡HORROR! me doy cuenta que no he pesado los artículos que yo había
embolsado y que tendría que regresar a las balanzas, perdiendo mi turno en la
larga cola.
Hago un comentario de fastidio en voz
alta y decido comprar solamente los artículos ya marcados para no demorar
al resto de clientes al tener que desandar lo andado. Las personas detrás mío me
observan, mirándome como deseando que me retire y ganen un sitio.
En eso, escucho una amable voz femenina entre
los clientes de la cola quien suavemente me dice: “No se preocupe, señora,
mientras Ud. va pasando las cosas yo peso sus compras y se las traigo” y al ver
mi cara de desconcierto añade: “hay tiempo”.
¡No lo puedo creer! ¿Es posible
encontrar todavía en esta Lima de atropellos, sicarios, corrupción, envidias,
golpes bajos, rateros, a alguien amable que voluntariamente se ofrezca a ayudar
a otro?
Todo no está perdido,
querida LIMA, sigue esforzándote en ser la ciudad de antes, generosa, amable,
correcta donde el respeto sea una historia común.
Cuando obras con amabilidad, ves la necesidad y
das el primer paso.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario