RECUERDOS DE UNA MIRAFLORINA


RECUERDOS DE UNA MIRAFLORINA (*)

 
El urbanito

           
Reto a las miraflorinas setentonas  a que recuerden las travesuras que hacían cuando recorrían el distrito de Miraflores con las narices pegadas a las ventanillas de los Urbanitos, marca Ford.

            Cuando mi hermano y yo estábamos de vacaciones, como premio por portarnos bien, Mama nos dejaba desde temprano en casa de Abuelita. Nosotros íbamos encantados porque sabíamos que podríamos preguntar todo lo que quisiéramos, sobre la familia y antepasados (algunos no muy santos), sobre personajes de la época incluso sobre políticos (ella era muy politiquera), lugares visitados, etc. En aquella época sin TV ni sus similares, la conversación era un gran entretenimiento.

            Temprano, después de almuerzo, agotados los temas, Abuelita proponía, para delicia nuestra, un paseo en Urbanito. Solíamos escoger la línea N° 1 que era la más larga y que daba la vuelta a todo Miraflores, deteniéndose donde hubiera personas que lo esperaban haciendo señas con la mano; no había paraderos. Cuando llegaba al segundo Ovalo daba la vuelta y regresaba al punto de partida. La línea N° 2, trasladaba principalmente a los pasajeros del tranvía que querían visitar las nuevas urbanizaciones. El pasaje para los adultos costaba 1 “real” (10 centavos) y los niños pagábamos “medio” (5 centavos).

            Para gozar mejor del paseo proponíamos, y conseguíamos, que Abuelita nos dejara sentar uno detrás del otro para así tener cada uno derecho a una ventana. El Urbanito era un lugar de encuentro
. Algunos parroquianos, desde la puerta de sus casas, lo hacían esperar  mientras salía el resto de la familia, ¡menuda paciencia! En Miraflores todos nos conocíamos, sino por el nombre al menos por el lugar donde vivíamos.

            Hoy en día, que por causas de fuerza mayor debo utilizar micros y buses grandes que recorren mi distrito, recuerdo con nostalgia aquellos paseos, pero eso sí, debo reconocer y agradecer que a pesar de la vida agitada y complicada de hoy, los cobradores, como entonces, me ayudan a bajar ese altísimo último escalón dándome la mano o el brazo atentamente. A fin de cuentas, gracias a Dios, la gentileza aún no se ha perdido.


(*) Miraflores es un distrito de la ciudad de Lima, Perú.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Aquí una miraflorina de la época recuerda con nostalgia los maravillosos urbanitos. Eran puntuales y me llevaban al colegio todos los días.
También había un urbanito que en verano hacía el trayecto a los Baños de Miraflores. Parecía que se desarmaba o que nos precipitábamos al mar pero eso nunca sucedió y daban un buen servicio. Qué tiempos aquellos, gracias por recordárnoslos.

Rosita Malaga dijo...

me gusto que lindos recuerdos