EL VALOR DE UNA SONRISA

EL VALOR DE UNA SONRISA

                Estaba el otro día con mi marido almorzando en un restaurante de esos que tienen mesas largas y donde uno se va sentando según  encuentra sitio. Este sistema, sin proponérselo, da lugar a que se establezca  un diálogo entre gente que no se conoce entre sí. Estábamos empezando a saborear un platillo cuando la señora que estaba frente a mi le dice a otra señora sentada a mi lado: “Señora que linda sonrisa tiene usted” y ella coquetona respondió: “Ay, gracias”.   Este sencillo hecho dio pie a que me hiciera una pregunta. ¿Gracias? ¿Por qué? Gracias es una expresión de agradecimiento por algún esfuerzo o ayuda que se haya hecho en favor de alguien y aquí nadie había ayudado a nadie, la señora solo había sonreído amablemente.

         Tener una sonrisa agradable y espontánea no es un mérito personal, considero que es un regalo de Dios. Y también pensé que una sonrisa de esa naturaleza, suele salir del corazón, de la paz que uno tiene dentro y que invita a la comunicación. Así fue, aquella sonrisa dio lugar a que quien la alabó sintiera la confianza para empezar a hablar de sí misma con toda naturalidad, porque sabía que sería escuchada con atención. Una sonrisa sincera, sin afectación, abre puertas, establece lazos de entendimiento. ¡Y es tan fácil sonreír!

         Y seguí pensando…  y al llegar a casa, consulté con “Mr. Google” para ver que pensamientos encontraba sobre la sonrisa y, entre muchos otros, están éstos que comparto con ustedes:

  • La sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz.
  • Deja que la sonrisa adorne tu rostro, que tu mirada trasluzca tu paz interior.
  • Mientras más fuerte sea tu historia, más fuerte debe ser tu sonrisa.
  • Nadie  tiene tanta necesidad de una sonrisa como aquel que no sabe sonreír a los demás.

         Quedé convencida de que hay miles y miles de definiciones de lo que es sonreír.  Y seguí pensando… ¡qué gran diferencia  encuentro ahora entre el sonreír y el reír! Dicen por ahí que una buena carcajada al día es excelente para la salud del cuerpo. La carcajada es contagiosa, transmite alegría, libera algo dentro de uno mismo. Reír ante un buen chiste, ante una situación cómica, reírse de uno mismo, terminar en una carcajada, es relajante y nos deja de buen humor. Sin embargo, yo añadiría que  una sonrisa sincera también es un regalo para la salud, pero para la salud del alma, te trae paz. Sonreír es acariciar con la mirada. Una sonrisa acerca a las personas,  establece un lazo de intimidad, rompe barreras. La persona se siente acogida, comprendida y se  abre la posibilidad de un dialogo.

         Y pensándolo bien…, ¿qué tal si aprendemos a sonreír con más frecuencia? En la calle, de compras en el mercado, en el transporte público, en nuestro propio hogar, nos topamos a veces con tantas caras amargas, ¿por qué no esbozarles una sonrisa? Al sonreír a una determinada persona la sacas de su ensimismamiento, de su soledad  y la haces sentir “persona”, no importa que sea  un extraño quien la acaricie con una sonrisa. ¿Acaso no nos alegra el corazón ver sonreír a un niño? ¿Por qué no alegrar el corazón de otros aunque no los conozcamos? Aprendamos a sonreír a menudo y, al hacerlo, la paz ingresará a nuestros corazones.

             

LA PAZ COMIENZA CON UNA SONRISA.
Beata Teresa de Calcuta

 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy acertada la reflexión sobre la sonrisa. Me gustaría leer así de lindo sobre otra expresión humana, muy escasa actualmente: el saber escuchar con interés una conversación amistosa.

Anónimo dijo...

Que linda leccion, de hoy en adelante, estare con la sonrisa a flor de labios!
Cuanto bien podemos hacer con una sonrisa, ...........puede que nunca lo sabremos.

Anónimo dijo...

Si todo el mundo sonriera, el mundo sería un lugar mucho mejor y más feliz.