SABER ESCUCHAR


SABER  ESCUCHAR             
 
 
               Dicen que las mujeres somos muy habladoras. La verdad sea dicha, creo que no andan muy desencaminados quienes así lo afirman. Sálvese quien pueda cuando nos juntamos varias y hablamos todas a la vez, pues  no sé cómo nos arreglamos para poder estar atentas a lo que las del otro grupete están hablando y a la vez  poder intervenir en el grupo en el que estamos participando. Estoy segura que, en una reunión de amigas, no nos perdemos nada de lo que se dice alrededor y siempre estamos dispuestas a intervenir en cualquier tema que se trate. Lo que debemos tener en cuenta es que en una conversación amistosa no debemos acaparar la palabra, escuchemos también con respeto a otras personas que quieran dar su opinión sobre algo.
         Así como desarrollamos nuestra capacidad de hablar, muy pocas veces damos importancia a nuestra capacidad de escuchar.  Seamos sinceras, hay ocasiones en que necesitamos ser escuchadas con atención, no simplemente “oídas” a la ligera.  He notado que amigas que viven solas cuando se prenden del teléfono no lo sueltan y es que necesitan comunicarse, y ahí tenemos que estar dispuestas a escuchar, aunque la oreja se nos ponga roja.  El ser humano ha sido creado para dialogar, para darse a conocer por medio de la palabra. Hay ocasiones en que necesitamos desahogarnos de algo que nos preocupa ya sea un problema familiar, de trabajo o de salud o, también por qué no, compartir la alegría de un nuevo nieto, la cuestión es que buscamos a alguien que tenga la paciencia de escucharnos, un hombro sobre el cual podamos llorar o compartir nuestro gozo, en otras palabras, necesitamos a gritos una paciente interlocutora.  
         Las mujeres somos por naturaleza muy comunicativas pero muchas veces nos cuesta ser receptivas. Para saber escuchar hay que tener una disposición especial, una capacidad de amar que nos hace interesarnos en el problema del otro aunque nos signifique perder valioso tiempo y no impacientarnos por ello. Paciencia, ternura, cariño, buen tino, son cualidades que debemos practicar en situaciones como esta.  Considero que es un  don el saber escuchar que no todas tenemos o al menos no todas lo practicamos. Recuerdo una ocasión en que fui puesta a prueba, una muchacha joven cuya mamá hacía poco tiempo había fallecido, me despertaba a veces a medianoche por teléfono para contarme problemas que tenía en su relación con su esposo, ¡cuánta falta le hacía su madre en esos momentos! Y qué bueno que pudiera contar conmigo en situaciones de angustia, yo era una especie de tía postiza para ella. A veces es poco  lo que podemos aconsejar pero es mucho lo que podemos ayudar simplemente escuchando con atención y cariño, respondiendo con unas palabras de aliento y comprensión.
         Las personas mayores tenemos  disponibilidad de tiempo, de experiencia, de madurez,  que podemos poner al servicio de quien lo necesita.  ¿Acaso en alguna oportunidad a lo largo de la vida no tuvimos la necesidad de que alguien nos escuchara sin interrumpirnos, alguien a quien pudimos abrir nuestro corazón?  Si yo, cuando lo necesité conté con alguien así, ahora, hoy, que estoy consciente de que estas situaciones se presentan a menudo, ¿no es acaso hora de retribuir lo que algún día recibí?  Debo hacerme el propósito de estar dispuesta a saber callar y escuchar a quien pueda recurrir a mí, para escuchar con atención, con interés, con amor, que mi interlocutora tenga la certeza de que puede contar conmigo, con mi delicadeza, con mi discreción, que tenga la seguridad que sabré respetar su intimidad y contar con que puede escuchar de mi un consejo oportuno, seguro, maduro.  Quizás requiera de nosotras mucha paciencia y tino pero en el esfuerzo por escuchar con atención  recibiremos en recompensa más satisfacción de la que  creemos.
         y…cuando se trate de intervenir en una conversación, no olvidemos aquella frase que sabiamente nos aconseja:
 
SOY DUEÑA DE LO QUE CALLO Y ESCLAVA DE LO QUE DIGO.
 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que cierto es esto, nunca escuchamos, metemos nuestra "cuchara" en toda conversacion sin respetar a los demas
Cosa que debemos corregir