¿QUIEN SOY DE VERDAD?


¿QUIEN SOY DE VERDAD?

           

 
           Esta es una pregunta que no nos hacemos con frecuencia. Seamos sinceras y admitamos que en muchas oportunidades nos hemos puesto caretas para impresionar a otros y por qué no decirlo también, para impresionarnos a nosotras mismas. Por ejemplo, yo creo ser defensora de la ley y lo correcto, sin embargo, los demás piensan que es muy fácil para mí ver la paja en el ojo ajeno  pero no la viga que tengo dentro del mío; en realidad soy una criticona.

            En un precioso libro de SS Juan Pablo Primero titulado “Ilustrísimos Señores”, el Papa “conversa” con una serie de personajes de la historia sobre diferentes temas y entre ellos está Mark Twain, quien, comenta el Papa, hablaba de los tres Juanes. El célebre Twain comentaba que a veces somos tres personas en una sola. ¿Cómo es eso posible? le dijeron. Y él contestó: Primero, soy lo que yo creo ser, segundo soy lo que otros piensan que soy, es decir, como me ven los demás, y por último soy lo que soy en realidad. Suena complicado pero no lo es realmente. Veamos con  ejemplos.  

            Parafraseándolo nosotras hablaremos de las tres Juanas. La primera Juana. Es o no cierto que a veces, dándonos de pulcras, decimos de nosotras mismas: “Ay, hija, yo soy muy detallista”, pero… ¿será que las otras piensan que más bien soy una maniática? En el fondo nos queremos tanto a nosotras mismas que con mucha frecuencia, solemos exagerar nuestros méritos y justificar nuestras culpas. ¿Con igual medida medimos a las demás?

            Y qué decir de la segunda Juana. ¡Cuánta necesidad tenemos de ser apreciadas y cuánto sufrimos cuando no lo somos en la medida que quisiéramos! …Cuantos empujones damos por salir en la foto al lado de alguien notable y gozamos pensando que la gente dirá: ¡Fíjate, fulanita al lado de quién está! Lo triste es cuando pretendiendo ser importantes algo sucede que deja al descubierto nuestra pequeñez, y hasta terminamos siendo objeto de burla. Recordemos las palabras de Jesús:” Los últimos serán los primeros y los primeros últimos”.

            Quien soy en realidad, es la tercera Juana. Tolstoi contaba que había una cocinera que mató un ternero y echó las vísceras al patio. Los perros las cogieron, se las comieron y dijeron: Es una buena cocinera, guisa muy bien. Poco tiempo después Juana pelaba alverjitas y cebollas y arrojó las cáscaras al patio. Los perros se arrojaron sobre ellas, pero torciendo el hocico dijeron: la cocinera se ha echado a perder, ya no vale nada. Sin embargo Juana no se inmutó por este juicio y dijo: Es el amo quien tiene que comer y apreciar mis comidas, no los perros. Me basta con ser apreciada por mi amo.

       El problema es que la mayoría de las veces pretendemos que nos aprecien, que nos digan lo bien lo hago y nos desvivimos por ser alabadas y comprendidas. Gran error, hay que tener la humildad de ser una misma, con defectos y virtudes, pero auténtica, ser coherente en lo que digo y lo que hago.

            Fingir es una tortura y solo el paso de los años, acompañado de la madurez, nos va liberando de esa preocupación y nos permite ser auténticas. Recuerdo que mi mamá decía: ay hija, cuando llegas a los 70 ya no te importa lo que los demás piensen de ti, actúas libremente sin prejuicios.

            Ubícate, mujer, ubícate y pregúntate: ¿Quién soy realmente? ¿Soy coherente y auténtica? ¿Ante quién finalmente voy a responder por mis actos? ¿Quién es El que me va a juzgar definitivamente?

 

Deja que el mundo sepa cómo eres,

 no como crees que deberías ser, porque tarde o temprano,

si estás actuando, te olvidarás. ¿Y dónde estarás tú?  

Fanny Brice

 

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