ESTAS ERAN TRES…
Somos tres
hermanas que nos llevamos bastantes años entre una y otra, lo que no es
impedimento para que nos llevemos muy bien. La mayor, tiene el pelo totalmente blanco y es
“speedy” para todo, me lleva 7 años y ya quisiera yo caminar al paso tan largo y seguro como ella lo
hace. La segunda, yo, tengo el pelo medio grisáceo y soy mosca mentalmente pero
no tan ágil físicamente como mi hermana mayor. La que me sigue, a la que le
llevo 5 años, tiene el cabello castaño con una que otra cana, también bien
mosca, pero lentita como ella sola, le pide permiso a un pie para mover el
otro. La hermana “sándwich” o mejor dicho “bisagra”, yo, siempre tengo que
contemporizar entre una y otra y tratar de alcanzar a la “canosa” que se larga
a toda viada, con la “paso de tortuga” que se demora años en llegar de uno a
otro lado. Mi ventaja sobre ellas es que yo oigo clarito pero ellas dos son bien sordas, además soy la
única que todavía manejo automóvil.
Una mañana mis dos hermanas
coincidieron en pedirme que las lleve a hacer compras, una quería comprar
regalos de Navidad y la otra, cosas para la cena de Navidad. En buena cuenta,
dos objetivos totalmente diferentes. Las
recogí de sus casas, decidimos las rutas y ahí mismo empezó mi martirio. Ambas
hablaban a la vez de lo que les interesaba sin percatarse que la otra no la oía
para nada y yo contestaba a toda velocidad a cada una sobre su interés,
tratando a la vez de concentrarme en el tráfico endemoniado de esas épocas.
Hasta que por fin no pude mas y, como estricto árbitro, tuve que hacerles señas
y decirles que le iba a dar el uso de la palabra a cada una por turno. Lo malo
fue que si bien respetaban su turno y hablaban
ordenadamente, yo tenía que hacer de intérprete y “traducir” en fuerte voz lo
que la otra decía. Se nos hizo un lio tal que ya no sabíamos si buscábamos lomo
de chancho en la juguetería o muñequitas en el super mercado.
En el fondo nos divertimos mucho,
riéndonos con comentarios que no me atrevo a describir. Lo importante es que a pesar de las marcadas diferencias
no sólo de edad, sino de estilo e intereses, hemos aprendido a compartir, a aceptarnos y sobre todo a ser TOLERANTES.
Todos
estamos llenos de debilidades y errores; perdonémonos recíprocamente nuestras
tonterías. (Voltaire)
1 comentario:
asi es, la tolerancia hace que vivamos mejor en comunidad
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