SILENCIO
Hay cosas que nos enseñan de chicas
que se nos quedan grabadas para toda la vida. Fui educada en un colegio de
religiosas norteamericanas y las madres, como parte de nuestra formación, nos
inculcaban refranes que memorizábamos, pero que no necesariamente los
“digeríamos” en su totalidad. Sin embargo, con el correr de los años he ido
encontrándoles el verdadero sentido. Cómo podré olvidarme de lo que nos
repetían para que no habláramos como cotorras:
Empty barrels make the most noise (Los
barriles vacíos hacen el mayor ruido)
ó para que no anduviéramos apresuradas y a empujones: Dignified ladies do not run (Las señoritas bien educadas deben
guardar compostura); y, entre otros,
aquel que hoy valoro enormemente: Speech
is silver but silence is gold (El habla es plata, pero el silencio es oro).
Totalmente de acuerdo, el silencio es oro. Aprender a callar, a meditar y a
encontrarse con uno misma.
El
mundo hoy en día es un mundo lleno de barullo, vivimos apabullados por el
ruido, los claxons, las sirenas, los gritos destemplados, la música moderna
(¿así se puede llamar?, los altavoces, etc. Por más que los municipios inunden
las calles con cartelitos invocando el silencio, poco caso se hace a ellos. Un
ambiente así enerva, intranquiliza, no trae paz. ¿Podemos acaso con tanto ruido
alrededor, pensar adecuadamente, tomar decisiones sensatas, conocernos en
profundidad? Honestamente pienso que no. Sin embargo, no es fácil acostumbrarse
a entrar en el silencio, es un ejercicio que tenemos que practicar. No
obstante, estar en silencio no necesariamente es dejar de hablar, pues en
el curso de una conversación, a veces, guardar un prudente silencio es más
efectivo que pronunciar una palabra que pueda llegar a ser mal interpretada.
¿Qué
es para mí el silencio? Me gusta “escuchar” el silencio, el silencio me “habla”.
Silencio para mí es estar conmigo misma, es el remanso donde encuentro el
equilibrio. En silencio nos conocemos en profundidad, allí dentro de nosotras
mismas donde no caben engaños; en silencio analizamos las situaciones con
serenidad; al contemplar un atardecer, en silencio, apreciamos la belleza de la naturaleza en todo
su esplendor; en silencio aclaramos los pensamientos que llenan nuestra mente sin
estorbar; en suma, en silencio me acerco a la verdad, hablo con Dios, encuentro
la paz.
“El silencio es el único amigo que jamás traiciona”
Confucio
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