No es necesario estar sola para sentir la soledad. Muchas veces
la incomprensión, timidez y el "no querer molestar", actitud tan
arraigada entre nosotras, hacen que las Tías se aíslen y pasen momentos, días,
épocas, de gran soledad. Aunque una aprende a "disfrutar su propia
compañía", a llevar "su
mundo a cuestas", la soledad origina comportamientos, enfermedades y
conflictos que podrían evitarse. Actuar con inteligencia a tiempo, reconociendo
esta "plaga" que solapadamente nos intenta gobernar, es una virtud
que debemos cultivar con insistencia y valor.
"Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras aguardan la gran felicidad."
"Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras aguardan la gran felicidad."
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