LAS TÍAS EN LA COCINA


A los pocos días de casada mi esposo me dice todo contento: “he invitado a comer esta noche a una pareja de amigos, así es que lúcete” (El pobre todavía no se había dado cuenta que yo de cocina no sabía nada). Se me puso la carne de gallina.
¿Qué hacer? ¿A quién recurrir si yo estaba en la calle en asuntos culinarios? En eso se me prendió la bomba y recurrí a una prima quien, muy sabihonda, me dijo: “no te preocupes, es papayita, compras un sobre de crema de champiñones, lo preparas con menos agua para que quede como una salsa espesa y la mezclas con unos tallarines. Aparte fríes unas presas de pollo y listo.
Me pareció facilongo y sentí que esa noche iba a dar el golpe.
A la hora de llevar el plato a la mesa éste tenía buen aspecto, la crema estaba rica, el pollo bien doradito, pero… a la hora de servir voy a cortar el pollo y ¡horror!, un chorro de sangre manchó todos los tallarines. ¡¡¡Estaba crudísimo!!!  Total, tuvimos que salir a comer a la calle. 
¡Qué roche para mi marido y para mí!
Pero como hay que sacar el bien de todo mal, me propuse aprender a cocinar en serio.
Y algunas recetitas aprendidas desde entonces las iré compartiendo con ustedes.


nos dicen que: por el estómago se conquista al hombre, ¿será verdad?

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