DIEZ MENSAJES POR NAVIDAD


10 MENSAJES DEL PAPA PARA VIVIR AUTÉNTICAMENTE ESTA NAVIDAD.

 

1.     El pesebre representa la ternura de Dios

“Les invito a detenerse ante el pesebre, porque allí nos habla la ternura de Dios. Allí se contempla la misericordia divina que se ha hecho carne, y que enternece nuestra mirada”.

2.    Jesús nos dedicó toda su vida, dediquémonos la nuestra a los demás

“Jesús no se ha limitado a encarnarse o a dedicarnos un poco de tiempo, sino que ha venido para compartir nuestra vida, para acoger nuestros deseos. Porque ha querido, y sigue queriendo, vivir aquí, junto a nosotros y por nosotros. Se interesa por nuestro mundo, que en Navidad se ha convertido en su mundo. El pesebre nos recuerda esto: Dios, por su gran misericordia, ha descendido hasta nosotros para quedarse con nosotros”.

  1. El amor de la Navidad no se impone por la fuerza
“El pesebre nos dice que Él nunca se impone con la fuerza. Recordad bien esto, chicos y chicas: el Señor nunca se impone con la fuerza. Para salvarnos no ha cambiado la historia con un milagro grandioso. Ha venido con gran sencillez, humildad, mansedumbre. Dios no ama las imponentes revoluciones de los potentes de la Historia y no utiliza la varita mágica para cambiar las situaciones. Se hace pequeño, se hace niño, para atraernos con amor, para tocar nuestros corazones con su humilde bondad; para conmover con su pobreza a quienes se esfuerzan por acumular los falsos tesoros de este mundo”.

4.    La Navidad es luz, es un camino, más allá de algo emotivo y los regalos

La Navidad “no se trata sólo de algo emotivo, sentimental; nos conmueve porque dice la realidad de lo que somos: somos un pueblo en camino, y a nuestro alrededor –y también dentro de nosotros– hay tinieblas y luces. Y en esta noche, cuando el espíritu de las tinieblas cubre el mundo, se renueva el acontecimiento que siempre nos asombra y sorprende: el pueblo en camino ve una gran luz. Una luz que nos invita a reflexionar en este misterio: misterio de caminar y de ver”.

  1. En esta noche, hay salvación para todos los hombres (Tt 2,11)
“La gracia que ha aparecido en el mundo es Jesús, nacido de María Virgen, Dios y hombre verdadero. Ha venido a nuestra historia, ha compartido nuestro camino. Ha venido para librarnos de las tinieblas y darnos la luz. En Él ha aparecido la gracia, la misericordia, la ternura del Padre: Jesús es el Amor hecho carne. No es solamente un maestro de sabiduría, no es un ideal al que tendemos y del que nos sabemos por fuerza distantes, es el sentido de la vida y de la historia que ha puesto su tienda entre nosotros”.

  1. Los últimos, los humildes, como los pastores, recibieron al niñito
“Los pastores fueron los primeros que vieron esta “tienda”, que recibieron el anuncio del nacimiento de Jesús. Fueron los primeros porque eran de los últimos, de los marginados. Y fueron los primeros porque estaban en vela aquella noche, guardando su rebaño. Es condición del peregrino velar, y ellos estaban en vela. Con ellos nos quedamos ante el Niño, nos quedamos en silencio. Con ellos damos gracias al Señor por habernos dado a Jesús, y con ellos, desde dentro de nuestro corazón, alabamos su fidelidad: Te bendecimos, Señor, Dios Altísimo, que te has despojado de tu rango por nosotros. Tú eres inmenso, y te has hecho pequeño; eres rico, y te has hecho pobre; eres omnipotente, y te has hecho débil”.

7.  No hay lugar para el miedo. La Navidad es amor renovado que vence siempre

“El Señor nos dice una vez más: “No teman” (Lc 2,10). Como dijeron los ángeles a los pastores: “No teman”.  Y también yo les repito a todos: “No teman”. Nuestro Padre tiene paciencia con nosotros, nos ama, nos da a Jesús como guía en el camino a la tierra prometida. Él es la luz que disipa las tinieblas. Él es la misericordia. Nuestro Padre nos perdona siempre. Y Él es nuestra paz. Amén”.

  1. Vivir la Navidad acogiendo los problemas de quien está a nuestro lado
¿Tenemos el coraje de acoger con ternura las situaciones difíciles y los problemas de quien está a nuestro lado, o bien preferimos soluciones impersonales, quizás eficaces pero sin el calor del Evangelio? ¡Cuánta necesidad de ternura tiene el mundo de hoy! Paciencia de Dios, cercanía de Dios, ternura de Dios”.

  1. ¿Cómo acogemos la ternura de Dios?
¿Me dejo alcanzar por él, me dejo abrazar por él, o le impido que se acerque? «Pero si yo busco al Señor» –podríamos responder–. Sin embargo, lo más importante no es buscarlo, sino dejar que sea él quien me busque, quien me encuentre y me acaricie con cariño. Ésta es la pregunta que el Niño nos hace con su sola presencia: ¿permito a Dios que me quiera?

10.  Bondad, mansedumbre por una Navidad auténtica

La vida tiene que ser vivida con bondad, con mansedumbre. Cuando nos damos cuenta de que Dios está enamorado de nuestra pequeñez, que él mismo se hace pequeño para propiciar el encuentro con nosotros, no podemos no abrirle nuestro corazón y suplicarle: «Señor, ayúdame a ser como tú, dame la gracia de la ternura en las circunstancias más duras de la vida, concédeme la gracia de la cercanía en las necesidades de los demás, de la humildad en cualquier conflicto”.

                                                  ¡FELIZ NAVIDAD!

DE TODAS MANERAS


DE TODAS MANERAS

 
   La gente es a menudo insensata, ilógica y egoísta;

Perdónalos de todas maneras

    Si eres noble, la gente te puede acusar de egoísta,

Se noble de todas maneras.

    Si eres exitoso, ganarás algunos amigos falsos y algunos enemigos;

Se exitoso de todas maneras

   Si eres honesto y franco la gente te puede engañar;

Se honesto y franco de todas maneras.

   Cuando pases años construyendo alguien podría

destruirlo de la noche a la mañana;

Construye de todas maneras.

   Si encuentras serenidad y felicidad ellos podrían volverse envidiosos;

Se feliz de todas maneras.

   El Bien que hagas hoy a la gente a menudo lo olvidará mañana;

Haz el bien de todas maneras.

   Dale al mundo lo mejor que tengas y podría no ser suficiente;

Haz el bien de todas maneras.

   Verás que el análisis final Es entre tú y  Dios; nunca fue entre tú y ellos.

De todas maneras, no podemos hacer grandes cosas

Sólo cosas pequeñas con Gran Amor

                                                                           Santa Teresa de Calcuta

PESCADO AL OLIVAR


PESCADO AL OLIVAR
Para 4 o 6 personas
 
“No hay amor más sincero
                                                que el amor a la comida.”
                                                             GB Shaw
 
INGREDIENTES

Ø  4 o 6 filetes de pescado

Ø  15 aceitunas verdes cortadas en redondelas

Ø  2 ramas de apio picado bien menudo

Ø  2 cebollas blancas medianas en cuadritos

Ø  ½ ají sin pepas ni venas, picado en cuadritos

Ø  2-1/2 tazas de salsa de tomate casera

Ø  4 dientes de ajo picaditos

Ø  ½ taza de vino blanco

Ø  Unas cuantas hojas de albahaca, al gusto

Ø  Aceite, sal y pimienta

PREPARACION

Ø  Dorar en poco aceite, la cebolla, el ajo y el apio, moviendo con cuchara de palo, hasta que la cebolla esté doradita.

Ø  Agregar el vino, la salsa de tomate y el ají, mover constantemente y luego añadir las aceitunas.

Ø  Continuar moviendo y salpimentar.

Ø  Opcional, añadir al final unas hojas de albahaca. Dejar de lado.

Ø  Cocinar el pescado a la plancha y servir bañándolo con la salsa caliente.

Ø  Acompañar con papas amarillas doradas y/o arroz con choclo.

 

LA MASCOTA


UN CANARIO COMO MASCOTA

         Nunca he sido afecta a tener mascotas en casa; perros ni hablar, gatos mucho menos, quizás se pueda tenerlos cuando uno vive en una casa grande, con jardines y espacio suficiente para que los animales puedan retozar. Pero en un pequeño departamento, ni hablar. Esto no significa que critique a quienes si gozan de sus mascotas, cada uno tiene sus propios gustos.

         Les cuento que cuando me casé, mi madre me regaló una preciosa jaula dorada con un bello canario naranja que cantaba maravillosamente y cada vez que regresaba a casa del trabajo me recibía con su precioso gorjeo. Hasta que un día al regresar lo encontramos muerto. Gran tragedia, decidimos no volver a tener ningún animalito en casa.

         Pasaron los años y uno de mis sobrinos me recriminaba que no tuviera una mascota. Hasta que en un cumpleaños se me presentó, jaula y todo, con un canario naranja, naranja. Uf, me dije para mis adentros, tener que cuidarlo, que fastidio. Pero no pasó mucho tiempo para que el canarito nos conquistara con su precioso canto, daba unas notas increíbles y largas, tanto es así, que le pusimos por nombre Pavarotti. Sus trinos largos y armoniosos eran oídos hasta por los vecinos, al extremo que cuando teníamos amigos en casa a veces ni nos dejaba conversar por su constante cantar, una maravilla.     Pero el insistente de mi sobrino no paró hasta traerme, en el siguiente cumpleaños, una canarita: “tía, me dijo, para que no esté solito”. Y nació el romance del que, como fruto, nacieron cinco canaritos. Menuda tarea, ¡limpiar la jaula con siete inquilinos! pero compensada por su armónico cantar.

         Dicen que los canarios son fieles a su pareja y constaté que es cierto. En un determinado momento, para evitar seguir llenándome de canarios, separé a la canaria de su amado Pavarotti y los dos machitos, con una reja en la misma jaula. Pero era conmovedor ver al canario padre pararse al pie de la reja  al otro lado de la hembra como si estuvieran conversando y dándose piquitos. Tan tierna escena me conmovió y no tuve más remedio que volver reunir a la parejita separándolos de los hijos. Parece mentira, me toma un montón de tiempo darles de comer, limpiar la jaula varias veces al día, pero todo está compensado por el hermoso cantar de toda la familia canaril, toda una coral y ejemplo increíble de fidelidad.


Un pájaro no canta porque quiera una respuesta.
                                           Canta porque tiene una canción.
                                                        (Proverbio chino)




 
 





ADULTO MAYOR CON MENTALIDAD JOVEN


ADULTOS MAYORES CON MENTALIDAD JOVEN

  
   Aunque el envejecimiento es un proceso fisiológico normal en todos los seres vivos que muestra una involución física y mental, el sentirse ‘viejo’ es una actitud que muchos adoptan luego de presenciar en carne propia los achaques característicos de la edad avanzada.

     La persona que se define como adulta mayor y no como vieja, es aquella que asume con tranquilidad los cambios en su cuerpo y  contrarresta las secuelas de la edad con ejercicio físico regular, porque sabe que éste puede mejorar su calidad de vida y lentifica la involución funcional de todos sus órganos.

     Es también quien permanece activo intelectualmente sin aislarse de su entorno social y familiar. En otras palabras, la persona mayor puede tener la misma edad cronológica que el viejo, pero sus diferencias están marcadas por su actitud ante la vida, por su espíritu y su corazón y por conservar una mentalidad joven.

     Si es cierto que cada vez es más común ver al adulto mayor más participativo en la sociedad y como miembro de la familia, todavía persisten mitos de lo que ‘no debe’ hacer un ‘viejo’. Por esto es necesario cambiar la mentalidad desde la educación  de los hijos para presentar la ancianidad como la ‘edad de oro’ en la que llegan  oportunidades para disfrutar de todo aquello que siempre quisimos, pero para lo cual no tuvimos mucho tiempo.

¿CUÁNDO SE ES ADULTO MAYOR?

     Para quienes están en edad avanzada y desean saber si su actitud ante la vejez es positiva y aún poseen sueños, ilusiones y amor por la vida, he aquí algunas reflexiones que marcan la diferencia entre sentirse viejo o adulto mayor.

v  Ser mayor es quien tiene mucha edad; viejo es quien perdió la jovialidad.

v  La edad causa la degeneración de las células; la vejez produce el deterioro del espíritu.

v  Usted es mayor cuando se pregunta: ¿vale la pena? Usted es viejo cuando sin pensar, responde que no.

v  Usted es mayor cuando sueña; usted es viejo cuando apenas consigue dormir.

v Usted es mayor cuando todavía aprende, usted es viejo cuando ya no enseña.

v Usted es mayor cuando consigue hacer ejercicios; usted es viejo cuando la mayor parte de su tiempo lo pasa sentado o acostado.

v Usted es mayor cuando el día que comienza es único; es viejo cuando todos los días son iguales.

v Usted es mayor cuando en su agenda tiene proyectos y obligaciones para cumplir mañana, pasado o la semana que viene;

              es viejo cuando su agenda está en blanco y solo vive pensando en el ayer.

v El mayor trata de renovarse cada día que comienza, el viejo se detiene a pensar que ese puede ser el último de sus días y se deprime, porque mientras...

v El mayor pone la vista en el horizonte, donde el sol sale e ilumina sus esperanzas, el viejo tiene cataratas que miran las sombras del ayer.

*        

Fuente: www.tusalud.com, www.me.gov.ar, www.saludparalavida.sld.cu La Familia Info

TARTA DE ZANAHORIA


TARTA DE ZANAHORIA
 

Bizcocho

4 huevos

1 taza de azúcar blanca

1 taza de azúcar morena

2 tazas de harina cernida

1 sobre de levadura

1/2 cucharadita de sal

1 cucharadita de nuez moscada

1 1/2 cucharadita de canela en polvo

1 taza de nueces picadas menuditas

2 cucharaditas de bicarbonato

1 taza de pasas picadas menuditas

 1 cucharadita de vainilla

1 1/2 taza de aceite vegetal

3 tazas de zanahoria rallada o picada muy fina en el robot

 

Preparación

Batir los huevos con el azúcar hasta que esté cremoso

Cernir los ingredientes secos y agregar a los huevos alternando con el aceite.

Agregar la vainilla.

Agregar las zanahorias y nueces, envolviendo (sin batir)

Poner en un molde engrasado y llevar al horno (180º) por aproximadamente una hora.

Retirar del horno, enfriar durante 10 minutos, desmoldar en una rejilla y dejar enfriar completamente. Cortar por la mitad, rellenar y cubrir con el baño.

 

Baño

1/2 taza de mantequilla

250 grs. de queso crema

2 cucharaditas de vainilla

2 tazas de azúcar glas (en polvo)

 

Preparación

Batir la mantequilla con el queso crema.

Agregar la vainilla y el azúcar, batiendo hasta que esté cremoso.

Rellenar y cubrir el bizcocho
 
Decorar  al gusto y saborear con una taza de café calentito.


SALUD O SEGURO


SALUD  O  SEGURO, cuál es más importante?

         ¿Cuál es primero, la salud o el seguro? Al unísono todos diríamos: ¡La salud!  Pero la cruel realidad nos prueba que no es así, primero reina el seguro y, según lo que pagas, la salud.

         Hace muchos años mi esposo y yo tomamos un seguro clásico contra el cáncer. Corrieron los tiempos  y como el mal no aparecía por nuestros lares, casi, casi lo cancelamos. Pero, gracias a Dios, diría, casi por desidia, seguimos pagando puntualmente el dichoso seguro. En un determinado momento nos enteramos que, so pretexto de cubrir más aspectos del tratamiento, habían inventado un seguro “plus”, más caro por cierto, y quisimos apuntarnos a él pero, según nos dijeron, por límite de edad ya no podíamos acogernos. Hasta que un buen día me tocó necesitarlo.

         Debo admitir que el trato que recibo del personal médico, de  enfermeras y hospitalario es óptimo. Así les digo a las secretarias que me atienden cuando llego al mostrador a pedir cita: ¿díganme, chicas, a ustedes les dan clases de simpatía? Pues no se cuál es más amable y sonriente. Pero ahí queda la cosa. Conforme ha ido pasando el tiempo desde que descubrí el cáncer que me afecta, me voy enterando, ya sea por periódicos, revistas u otro medio, que salen tratamientos y medicamentos nuevos; cuando averiguo sobre la posibilidad de que me traten con ellos, me doy con la sorpresa que no están contemplados en mi seguro “clásico”,  eso solo vale para los del “plus”, a menos que sea una familiar de Bill Gates, pues los costos son inalcanzables para el común de los mortales. En buena cuenta me tratan  sólo con los medicamentos genéricos. Y eso que, como soy clasemediera, todavía tengo la suerte de poder pagar ese seguro “clásico” aparte del seguro social.

          ¿Qué le queda a la pobre gente en los últimos rincones del país donde no tiene derecho ni a un vulgar paracetamol para curarse toda clase de enfermedades? Pero, eso sí, ¡hay que repartir gratis las AOE, conocidas como pastillas del día siguiente, hasta en la más lejana localidad del país! Que inconsistencia en las políticas gubernamentales de salud. ¿Qué es más urgente, curar la neumonía de los niños o evitar que las mujeres tengan un embarazo “no deseado”? Como si esperar un bebé fuera una enfermedad. Y todos se rasgan las vestiduras hablando de derechos humanos.

         Pero volviendo a mi caso y pensando en mi médico tratante que es una bellísima persona, la verdad es que siento más pena por él que por mí. Yo llevo mi enfermedad con mucha tranquilidad y paz ya que me he puesto en las manos de Dios y sólo le pido que siga como estoy hasta ahora, sin dolores ni molestias mayores. Pero, a la vez pienso que para el médico debe ser horrible, en conciencia, tratar a una persona con un determinado remedio a sabiendas que hay otros que serían realmente efectivos pero que el “seguro clásico” no le permite usarlos en mi. Por eso decía al comienzo; ¿qué es más importante, la salud o el seguro?

ME CAI DEL MUNDO...


Me caí del mundo y no sé por dónde se entra
(Para mayores de 60)

  Por Eduardo Galeano, periodista y escritor Uruguayo 

         Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco.
         Si, ya lo sé. A nuestra generación siempre le costó botar. ¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables! Y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el pañuelo de tela del bolsillo. Yo no digo que eso era mejor. Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra. Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto
.
         Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades.
         Es que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida. ¡Es más! Se compraban para la vida de los que venían después. La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, vajillas y hasta palanganas.
         El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad. Tiramos absolutamente todo
.
         Ya no hay zapatero que remiende un zapato, ni colchonero que sacuda un colchón y lo deje como nuevo, ni afiladores por la calle para los cuchillos. De 'por ahí' vengo yo, de cuando todo eso existía y nada se tiraba. Y no es que haya sido mejor, es que no es fácil para un pobre tipo al que lo educaron con el 'guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo',  pasarse al 'compre y bote que ya se viene el modelo nuevo'.
         Hay que cambiar el auto cada 3 años porque si no, eres un arruinado. Aunque el coche esté en buen estado. ¡¡¡Y hay que vivir endeudado eternamente para pagar el nuevo!!! Pero por Dios.
         Mi cabeza no resiste tanto. Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que, además, cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real. Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma casa y el mismo nombre.
         Me educaron para guardar todo. Lo que servía y lo que no. Porque algún día las cosas podían volver a servir. Si, ya lo sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no.
         Y en el afán de guardar (porque éramos de hacer caso a las tradiciones)
 guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas del jardín de infantes, el primer cabello que le cortaron en la peluquería...
         ¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo?
  ¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente, no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con la que se consiguieron?
         En casa teníamos un mueble con cuatro cajones. El primer cajón era para los manteles y los trapos de cocina, el segundo para los cubiertos y el tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto.

         Y guardábamos...  ¡¡Guardábamos hasta las tapas de los refrescos!!  los corchos de las botellas, las llavecitas que traían las latas de sardinas.  ¡Y las pilas! Las pilas pasaban del congelador al techo de la casa. Porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío para que vivieran un poco más. No nos resignábamos a que se terminara su vida útil en un par de usos.
         Las cosas no eran desechables. Eran guardables. ¡Los diarios! servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para poner en el piso los días de lluvia, para limpiar vidrios, para envolver. Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al trozo de carne o desenvolviendo los huevos que meticulosamente había envuelto en un periódico el tendero del barrio.
         Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer adornos de navidad y las páginas de los calendarios para hacer cuadros y los goteros de las medicinas por si algún medicamento no traía el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos reutilizarlos estando encendida otra vela, y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos.
         Los cajones guardaban pedazos izquierdos de pinzas de ropa y el ganchito de metal. Con el tiempo, aparecía algún pedazo derecho que esperaba a su otra mitad para convertirse otra vez en una pinza completa. Nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos. Y hoy, sin embargo, deciden 'matarlos' apenas aparentan dejar de servir.
         Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas. Las latas de duraznos se volvieron macetas, portalápices y hasta teléfonos. Las primeras botellas de plástico se transformaron en adornos de dudosa belleza y los corchos esperaban pacientemente en un cajón
 hasta encontrarse con una botella.
         Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos.
         Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también hasta el respeto y la amistad son descartables. Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas
.
          Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero. De la moral que se desecha si de ganar dinero se trata. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne.
         No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte en cuanto confunden el nombre de dos de sus nietos, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos en cuanto a uno de ellos se le cae la barriga, o le sale alguna arruga.  Esto sólo es una crónica que habla de tecnología y de celulares.

        De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente entregar a mi señora como parte de pago de otra con menos kilómetros y alguna función nueva. Pero yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y corro el riesgo de que ella me gane de mano y sea yo el entregado...
 


        QUE TENGAN TODOS UNA BUENA SEMANA!

ASADO PEJERREY AL LIMON


PESCETTO  (*)  AL  LIMONE

 
         Hoy voy a compartir con ustedes un bien guardado secreto familiar. Esta  receta de la cocina italiana me la dio mi cuñada, es fácil de hacer con los más sencillos ingredientes. No dejen de probarlo, no se arrepentirán, queda muy sabroso. Y lo mejor de todo es que no tienes que freír, ni salpicarte de aceite, todo se pone en la olla crudo y frio, si, frío, aunque no lo creas.

 (*) Al pescetto en castellano lo llamamos, asado pejerrey de res.

 
INGREDIENTES

Ø  1 asado pejerrey, si es de ternera, mejor

Ø  2 limones

Ø  1 ajo entero

Ø  Aceite, cubrir el fondo de la olla

Ø  1 cubito de carne

Ø  Sal y pimienta al gusto

Ø  Agua fría hasta cubrir la mitad de la carne

 
PREPARACION

Ø  Salpimentar el asado pejerrey.

Ø  Colocar en una olla, todo frio, el aceite, la carne, el jugo de los limones, el cubito de carne y agua hasta que llegue a la mitad del asado.

Ø  Cocinar a fuego lento por más o menos 2 a 3 horas, en olla semi-tapada.

Ø  Una vez cocida la carne sacarla de la olla, dejando que enfríe un poco antes de cortarla.

Ø  Probar la sazón; si el líquido está un poco ácido para su gusto, agregarle un poco de agua, sacar el ajo y dejar reducir

Ø  El jugo se puede espesar con un poco de maicena.

Ø  Servir acompañado de arroz blanco con choclo, o con puré, o con verduras, o con papas al horno; con todo va bien.

¡BUEN APETITO!

 


      “El amor es el mejor condimento para una buena comida”